jueves, 28 de abril de 2011

Aportes del Colectivo de Izquierda al 1º ENECPRRII

Aportes del
Colectivo de Izquierda
al 1º ENECPRRII


Encuentro Nacional de Estudiantes de Ciencia Política y Relaciones Internacionales
UBA, abril de 2011.



Intervención en el panel “Latinoamérica: Estado y crisis”

Volver a discutir el Estado

Fue tal la fuerza hegemónica de las políticas neoliberales en América Latina, que ellas impusieron también las formas y los límites para pensar la resistencia. Así, todo análisis de la complejidad de lo estatal cedió su lugar al resignado elogio de una política que ya no discutía más que en los márgenes. Desde las izquierdas acudimos en masa al recurso de dar por perdida la reflexión sobre el Estado y pasar a pensar en formas de lucha que se situaran por fuera, a veces de manera antagónica al Estado y muchas otras aspirando a ni siquiera tomar contacto con él, a pesar de la imposibilidad de esto en las sociedades modernas. No es aquí el lugar para detectar las incongruencias teóricas de esos proyectos ni de criticarlos desde otro momento histórico en que parece fácil detenerse en sus falencias. Pero sí cabe señalar que la fuerza del neoliberalismo estuvo en imponer los sentidos de la práctica política, los tonos de los discursos que podían decirse (y los que no).

Por fortuna, los tiempos han cambiado. Los pueblos latinoamericanos se levantaron y lograron importantes cambios, inscribiendo profundas modificaciones en las fisonomías de los Estados de la región. Con todas las particularidades que remiten a la historia específica de cada país, a los sectores sociales que se activaron, a su organización y capacidad de incidencia, y a otros tantos factores, se ha construido otro mapa político en la región, y eso debe ser celebrado. Y deben ser pensadas minuciosamente las consecuencias teóricas y políticas de este presente. El “retorno” del Estado es el gran saldo teórico de estos tiempos, que habilitan con ello a reflexionar sobre la necesidad de una instancia de articulación política, sobre su carácter contradictorio, y sobre sus límites y potencialidades para la construcción de estrategias políticas emancipatorias. Políticamente, asistimos a un momento histórico en la región. En toda su complejidad y en todas sus singulares expresiones, el proceso político contemporáneo es de una riqueza que costaría encontrar en la historia reciente de la región, al menos en las últimas cuatro décadas.

Por supuesto, es también complejo y contradictorio, y en ese marco los proyectos populares avanzan, pero también encuentran escollos. Ello supone la existencia de señales confusas, de procesos profundamente plagados de tensiones, en fin, de una sustantiva incomodidad para encontrar la claridad que brindaran las ideas preconcebidas. Por todo ello, es importante asistir a esta época y protagonizarla, señalar y debatir incansablemente las críticas y la necesidad de profundización. En un contexto de una rica y variada activación popular plasmada de modo complejo y contradictorio en los gobiernos de la región, es imperioso no caer en la histórica tentación de ponerse por fuera del proceso histórico real, ni lamentarse del hecho de que sería más fácil hacer política si las cosas fueran más claras.

(Martín Cortés)


Entrevista a Atilio Boron

P: ¿Qué aportes se están haciendo hoy desde las ciencias sociales, y desde la ciencia política en particular?

Atilio Boron: Creo que habría que hacer una distinción de lo que serían, por un lado, las corrientes que constituyen el mainstream, es decir, las corrientes hegemónicas en el mundo de las ciencias sociales, y por el otro, lo que podríamos ubicar en los márgenes o fuera de esa corriente, que es lo que yo llamo el pensamiento crítico. Si vamos a analizar las primeras, es decir, las expresiones del pensamiento más convencional, me parece que no ha habido un aporte demasiado significativo para la comprensión de lo que está pasando en América Latina.
El mainstream ha insistido mucho en los temas de carácter institucional, que no voy a negar la importancia que tienen, pero me parece que son visiones muy fragmentadas, fragmentarias, y parciales de la realidad. No es para minimizar la importancia del perfeccionamiento institucional, pero me parece que cuando eso lo ubicamos en el cuadro más específico de los procesos emancipatorios que hoy están en curso en América Latina, no es mucho lo que nos aporta para comprender esos fenómenos.


Lo mismo sucede con el énfasis puesto en los partidos políticos, en la dinámica partidaria, que nuevamente, es importante, pero si analizamos los casos más interesantes hoy de América Latina, donde están pasando cosas, por ejemplo la experiencia de Venezuela, Ecuador y Bolivia, en esos tres casos, nada de lo que dice la teorización tradicional acerca de los partidos políticos tiene mucha relevancia.

P: ¿Qué lugar le ocupa hoy a los intelectuales en América Latina?

AB: Creo no hay un solo lugar. Me parece muy buena la concepción de Noam Chomsky, quien entiende que el papel del intelectual es decir la verdad y denunciar la mentira. Creo que esto es una guía muy clara, decir la verdad siempre y denunciar la mentira siempre te coloca en una posición muy incómoda con el poder. En países como la Argentina, decir la verdad en la década del setenta costó la vida de mucha gente. Osea que decir la verdad no es siempre sencillo. Además lleva a enemistarse con los factores de poder, no sólo con el Estado, sino también con el establishment económico, lo cual hace que el intelectual que opte por decir la verdad y denunciar la mentira sea una especie de paria en su tierra, que de alguna manera es la condición en la que se encuentra gran parte de los intelectuales en Argentina. El mundo de lo privado ofrece una alternativa que muchos han recorrido, teniendo así a los grandes medios de comunicación a su favor y alcance. En otros países esto se complementa con una atracción de los intelectuales desde el Estado.
En definitiva, no se debe estar muy lejos del poder, ni muy cerca, porque sino no se lo puede interpelar. Es un juego muy delicado que no todos los intelectuales pueden resolver muy adecuadamente y eso es un problema serio en un continente como este que está muy influido por las modas intelectuales, producto de esta larga historia colonial que tenemos. O se es muy dependiente del Estado y allí no se puede ser crítico del gobierno, o dependiente de los privados quedando en una posición de complicidad de sus fechorías. Por ello el espacio de los intelectuales queda muy acotado.

Palabras hacia el Taller “Nuevos abordajes de la Ciencia Política: Ecología Política”

En las últimas décadas, la problemática ambiental se ha hecho presente en todas las dimensiones de la política. Al mismo tiempo, su impacto en las reflexiones de las ciencias sociales aparece marcadamente difuso, y resulta especialmente indeterminada, ante la falta de referencias teóricas establecidas.

La particularidad de la especie humana, en el conjunto de la naturaleza, es que las determinaciones más generales de sus relaciones con el medio natural están constituidas y mediadas por relaciones de poder, es decir, son primordialmente de naturaleza política.

En el actual momento del capitalismo, los conflictos medioambientales y las nuevas formas de resistencias sociales cobran relevancia frente a la globalización del comercio y la lógica del modelo de acumulación capitalista, que ponen un eje fundamental en la especialización productiva de los territorios y la extracción de recursos naturales. De esta manera, las actuales discusiones sobre la integración regional, las relaciones internacionales y el propio análisis de políticas públicas, contienen una dimensión medioambiental ineludible.

Esta paulatina introducción de los conflictos naturales en la agenda política, junto a los cambios denotados propios del proceso de globalización nos exigen revisar los cambios en la conformación tanto del Estado como de los diversos espacios de problematización social, al tiempo que nos enfrenta a comprender las nuevas articulaciones que se desarrollan entre ambos.

Hay quién propone a la Ecología Política como el estudio de los conflictos de distribución ecológica, siendo, por lo tanto, una conjunción de perspectivas de la Economía Política y de la Ecología Humana (Joan Martínez Allier). Otros, en cambio, la asimilan a un diálogo tenso entre Historia y Biología, y localizan su reflexión en el espacio que se refiere más propiamente a la tradición del campo antropológico (Arturo Escobar). Desde nuestro punto de vista, la reflexión de la Ecología Política sería mejor formulada como problemática de la Ciencia Política, en tanto en el centro de la relación Sociedad - Naturaleza está el Poder.

En este marco de múltiples miradas, se propone a la Ecología Política como un espacio de encuentro de diferentes campos intelectuales, no tanto como una nueva sistematización disciplinaria, sino como un diálogo plural entre tradiciones científicas, reflexiones del pensamiento social y recuperación de prácticas históricas de actores y movimientos sociales y políticos.

(Tamara Perelmuter y Carla Poth)



Entrevista a Federico Schuster

P: ¿Cuáles son los desafíos de la Ciencia Política hoy?

Federico Schuster: La Ciencia Política es una disciplina que se consolidó en su desarrollo teórico y metodológico durante la segunda mitad del siglo XX. Desde una perspectiva conductista y empirista evolucionó progresivamente hacia un abordaje más complejo de los hechos. Sin embargo, su institucionalismo por momentos extremo no le ha permitido ver muchas veces la importancia de los procesos sociales que están a la base o interactúan con los políticos. En tal sentido, ese es un desafío presente de enorme importancia, el de poder vincular lo que acontece en el terreno de las instituciones políticas con los hechos y procesos sociales. Acciones colectivas y movimientos sociales, por ejemplo, son actores ya políticos ya de impacto político. Una teoría más compleja y una mayor apertura a los resultados de la Sociología resultarán necesarios para comprender y explicar los procesos sociales de influencia política.

P: ¿Cuáles son los problemas o limitaciones de la Ciencia Política para enfrentar esos desafíos?

F.S.: Hay tres limitaciones que afectan a la Ciencia Política para enfrentar esos desafíos. La primera ya ha sido mencionada más arriba y tiene que ver con ser una disciplina que tendió a restringir en sus análisis empíricos (y en su teoría empírica, por supuesto, aunque no necesariamente en su teoría filosófica) el concepto de política a aquello que cabe en las instituciones. Con centro en el estado y los partidos políticos (incluyendo formas y procesos, como régimen de gobierno, elecciones, etc.), en general ha tenido a los sindicatos como límite con el orden de lo social. Es necesario entonces asumir un uso más amplio de política, para incluir los procesos sociales de contenido o influencia política. Lo que nos lleva a la segunda limitación, que no es exclusiva de nuestra disciplina, sino de todas las ciencias sociales. Se trata de pensar espacios disciplinares más abiertos, donde las fronteras entre las disciplinas no sean absolutas. En la teoría, muchos autores lo han planteado amplia y claramente (quizás los trabajos de I. Wallerstein sean de los mejores ejemplos en tal sentido) y en la práctica muchas veces se hace de hecho, pero en general las disciplinas sienten la necesidad de cerrarse sobre sí para defender su identidad. Es entendible, pero el resultado puede ser muchas veces negativo. Finalmente, y de algún modo en relación con las limitaciones anteriores, debe decirse que la Ciencia Política ha tendido muchas veces a definir a la política como un subsistema social, aislándolo del conjunto de las relaciones sociales. Esto es parcialmente cierto, por la creciente diferenciación racional a que condujo el desarrollo capitalista del siglo XX, y que ha sido vastamente teorizado y estudiado. Sin embargo, transformar el análisis razonable de un proceso de complejización creciente y hasta un aislamiento analítico de los factores (subsistemas o esferas) en ese proceso, en una cosificación de las diferencias convierte al tal proceso complejo en una simplificación excesiva.


Algunas palabras para facilitar el Taller:
“Otra orientación para las orientaciones:
repensando las Relaciones Internacionales”

¿Qué son las relaciones internacionales? Una primera respuesta es: son las relaciones inter-nacionales, entre naciones, es decir, entre Estados-nación. Es algo obvio pero no es un dato menor. La actual forma de encarar las RRII es poniendo el foco en el estudio de los Estados-nación en el marco global. El problema es que al ser el Estado el punto de partida, se pierde la posibilidad de poner en cuestión de dónde sale ese propio Estado, y qué tipo de relación éste tiene con, por ejemplo, la sociedad civil y la economía global. Estas no son cuestiones que las RRII tengan intención de abordar; más bien, son dejadas para la sociología y para la economía, y todo lo que tenga que ver con la crítica es desechado hacia la filosofía política.

Desde esta base se desprende el tipo de estudios que encara esta disciplina: a) el eje de análisis se construye sobre los conflictos internacionales, entendidos éstos como conflictos entre Estados, que deben tener respuestas desde los Estados; b) la sociedad civil (por ejemplo, las empresas transnacionales o las organizaciones sociales) aparece con un rol secundario en el análisis, y no se explica cuál es la relación entre ésta y el Estado: ¿se trata de una relación interna ? ¿o una afecta externamente al otro? Más bien se quedan con la segunda respuesta; c) el estudio de las instituciones internacionales parece ceñirse a la ONU, sin ver las nuevas instituciones que hoy pueden ayudar a explicar el momento de la globalización capitalista; d) la crisis internacional es desatendida, y si aparece es como algo negativo que debe ser resuelto por la economía (claramente, desde los Estados); e) también la integración regional es explicada como una cuestión de Estados, perdiendo la dimensión social de los procesos, la cual sólo aparece como inputs para la política exterior.

Las RRII parecen entonces no brindar las herramientas para analizar la política internacional más allá del Estado-nación. Probablemente, unas RRII críticas deberían poner en cuestión la propia existencia de esta disciplina como separada del resto de las ciencias sociales, intentando tener su propio objeto de estudio, y sin ver la relación interna entre los conceptos.

Es por eso que proponemos algunas preguntas disparadoras:
1) ¿se puede pensar desde las RRII la actual coyuntura latinoamericana? ¿por qué?
2) ¿sirven las herramientas que hoy se brindan para comprender el momento de la acumulación global del capital?
3) ¿qué nuevas perspectivas podrían ser incorporadas para ampliar el foco de esta disciplina?

(Luciana Ghiotto)

Intervención en el Panel
¿Qué ciencia para qué política?
Un debate epistémico.

Recuperar hoy el legado de Maquiavelo y Gramsci

Si Nicolás Maquiavelo y Antonio Gramsci resultan pensadores clásicos de la política, ello se debe a que -parafraseando a Italo Calvino- “no han terminado de decir aquello que tenían para decir”. Ambos continúan hablándonos, aunque no tanto sobre su época como acerca de la nuestra. Siguen formulando interrogantes y sugiriendo problemas en torno a nuestro presente, que sólo nosotros, desde éste hoy tan complejo y dramático, podemos responder. Sus ideas, por lo tanto, siguen motivando a la reflexión y a la acción, pero especialmente a una recuperación de su herencia que lejos de resultar pasiva y literal, debe ser ante todo crítica y militante. Una relectura que a la vez apele a un riguroso ejercicio de traducción, en el sentido etimológico y polisémico de este término: simultáneamente remite a tradición (vale decir, a rescatar del olvido), a traición (la cual resulta siempre implícita y hasta necesaria en toda interpretación) y transición (hacia algo renovado que escamotee la mecánica repetición).

En primer lugar habría que decir que si a grandes rasgos en la larga tradición de la teoría política han existido y existen dos visiones generales y contrapuestas -las que apuestan a perpetuar el orden social y aquellas que se inclinan por una construcción política alternativa y crítica de lo existente- tanto Maquiavelo como Gramsci se ubican claramente en la segunda perspectiva. De ahí que podamos llamarlos a ambos filósofos de la praxis, esto es, pensadores revolucionarios que amalgamaron teoría y acción, análisis exhaustivo de la realidad y proposición apasionada de cómo trascenderla. A contrapelo del sentido común dominante en la academia, que nos pretende enseñar a un Maquiavelo y un Gramsci científicos y desvinculados del “deber ser”, fríos analistas de las sociedades de su época, es preciso recuperar a estas figuras en todas su dimensión. El propio Gramsci llegó a expresar que El Principe no constituía un tratado escolástico y que el elemento “racional y doctrinario” no resultaba el único ni el principal a destacar de la obra maquiaveliana. Por el contrario, en sus póstumos Cuadernos de la Cárcel afirmó que se debía entender a aquel libro como “viviente”, en la medida en que lograba fusionar de manera original el sentir y el saber, la febril pasión y la reflexión crítica, la ciencia y la política, el mito movilizante y la capacidad de análisis histórico. Por ello no temió en considerar a Maquiavelo como el verdadero fundador de la filosofía de la praxis, en la medida en que logró articular dialécticamente teoría y práctica, crítica y propuesta, pensamiento y actividad transformadora, anhelos y estrategias para concretizarlos en la realidad.

A Gramsci le parece fundamental no omitir la faceta militante y crítica del florentino. La obra de Maquiavelo, a contrapelo de las erróneas lecturas de su época, no constituía un inmoral recetario de consejos para Príncipes gobernantes, sino un discurso crítico con respecto a estas prácticas. Irónicamente, se podría afirmar que Maquiavelo es “anti-maquiavélico”: da a conocer los artilugios y secretos de cómo dominan y construyen su poder los sectores gobernantes. Entonces la pregunta que cabe hacer es ¿para quién escribe Maquiavelo? Gramsci responderá que le habla y escribe a los que “no saben”, es decir, al pueblo emergente en aquella coyuntura histórica tan particular. Su propósito último era lograr la unidad territorial y política de su país, a través de la formación de un Estado secular moderno, que discipline tanto a los nobles feudales como a la Iglesia, conformando en paralelo un ejército no mercenario y de tipo nacional. Y la figura que debía realizar tamaña tarea se encarnaba en el “Príncipe”.

Pero además, Gramsci postula que más allá de los siglos transcurridos, el dotar de cohesión nacional a los sectores populares constituye una tarea aún pendiente. Sin embargo, dirá, esta labor ya no puede realizarla una persona o individuo (el Príncipe), sino que debe ser encarada por una organización colectiva. Y en el contexto contemporáneo en el que él escribe, y desde la perspectiva emancipatoria, los grupos subalternos a los que se debía unificar eran la clase obrera del norte de Italia, y los campesinos del mezzogiorno. Así pues, el rol prioritario de este Príncipe Moderno era romper el aislamiento en el que se encontraban sumidos los sectores populares a lo largo y ancho de Italia, dotándolos de cohesión y fortaleza ideológica y política. Y dentro de él, los “intelectuales orgánicos” están llamados a articulanr sus conocimientos teóricos (en tanto “especialistas”) con su capacidad organizativa (de dirección política y cultural). Pero este tipo de intelectual debe poder combinar dialécticamente este saber con el sentir popular, de manera tal que se vaya configurando una nueva concepción del mundo, opuesta a la dominante. En última instancia, para Gramsci de lo que se trata es de articular la sana espontaneidad de las masas, con la dirección consciente que aporta esta intelectualidad crítica, que desde ya no opera como un agente externo a los sectores en lucha, sino en tanto núcleo inmanente y de avanzada que contribuye a dotar de mayor coherencia y organicidad a los diversos grupos que pugnan por trascender el orden social capitalista. Recuperar hoy este legado, implica repensar el vínculo entre ciencia y política en los términos de un necesario análisis crítico de la realidad, que no se desvincule de la vocación transformadora que debe motivarnos a actuar sobre ella para trascenderla, desde una perspectiva emancipatoria y en diálogo permanente con los sectores subalternos que pugnan por construir un mundo más justo.

(Hernán Ouviña)

miércoles, 6 de abril de 2011

12/4 Presentación del libro El avance de la soja trangénica

EDICIONES DEL CCC PRESENTA

El avance de la soja transgénica:
¿Progreso científico o mercantilización de la vida?
Un análisis crítico de la biotecnología en Argentina

Carina López Monja - Carla Poth - Tamara Perelmuter
Prólogo: Héctor Alimonda


Martes 12 de abril

19:00

Sala Jacobo Laks [3ºP]

Centro Cultural de la Cooperacion.

Av. Corrientes 1543



Acompañará a las autoras: Carlos Vicente

[Coordinador para América Latina de la organización GRAIN -Genetic Resources Action International-, e integrante del consejo editorial de Biodiversidad, sustento y culturas]



Durante las últimas tres décadas, se produjeron cambios en las regiones agrarias que trastocaron los espacios y estrategias de producción. Junto a la estructuración de un nuevo escenario político, económico y social en el contexto mundial, la biotecnología apareció en el agro instaurando una “nueva forma” de hacer agricultura. Y con ella, el capital ha expandido un nuevo patrón de dominación y una renovada concepción sobre la naturaleza y los espacios agrarios.

Con la liberalización de la soja transgénica, en 1996, el modelo biotecnológico dio el primer paso en Argentina. La inserción de la biotecnología, a lo largo de los 90 implicó la reconfiguración total de este escenario agrario. En la actualidad, este modelo se encuentra consolidado y en profundización.

Esta investigación presenta un análisis de las recientes transformaciones del capital en el agro y sus consecuencias, advirtiendo las particularidades de este proceso en América Latina y Argentina, donde la agricultura ocupa un lugar central.

Con este compendio de ideas, lejos de agotar el debate, buscamos enriquecer la construcción de una visión crítica de este modelo productivo agrario.

Organiza Ediciones del CCC