El día miércoles 16 de noviembre, la comunidad de San Antonio comunicó que el luchador Cristian Ferreyra, de 25 años, fue asesinado, y otro compañero fue herido de gravedad a manos de matones armados contratados por el empresario Ciccioli. Tanto Cristian Ferreyra como el compañero herido son integrantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE/ VIA CAMPESINA) que vienen resistiendo a los intentos de desalojos que tanto empresarios como poderes políticos locales y provinciales llevan adelante desde hace décadas.
Este hecho se enmarca en una serie de ataques sistemáticos que vienen sufriendo las poblaciones campesinas e indigenas, no sólo a través de amedrentaciones y actos de violencia, sino también a partir de detenciones arbitrarias, atentados a personas, etc.
Por todo ello, este acto de violencia ilimitada no puede pensarse como algo aislado. El mismo es parte de una estrategia que se repite cotidianamente, en el intento por promover, sostener y consolidar el modelo de agronegocios que sustenta la producción para la agroexportación, la expoliación de nuestros recursos naturales y la eliminación de todo aquello que no sirva a los fines de la obtención de ganancias. Así lo muestran, el asesinato de Javier Chocobar, líder Indígena de Tucumán; los cuatro muertos en el desalojo y represión sufridos en el reclamo por viviendas en Libertador General San Martín, Jujuy, por parte de la Policía provincial, en julio pasado; o el desalojo violento de la ruta 86 de la comunidad Toba Qom La Primavera, en Formosa, del que en estos días se cumple exactamente un año de impunidad, así como los innumerables acosos y despojos que sufren las poblaciones campesinas e indígenas de nuestro país.
Es por esto que docentes, científicos, académicos, intelectuales, artistas repudiamos el avance de la frontera agrícola sobre poblaciones campesinas e indígenas, destruyendo la biodiversidad de nuestros bosques y montes, expulsando y contaminando a las comunidades y poblaciones que buscan construir relaciones de reciprocidad con la naturaleza, y que se plantean relaciones de cooperación y fraternidad.
Asimismo, denunciamos la impunidad del poder económico que utiliza matones, sicarios y grupos paramilitares a los fines de amedrentar y asesinar a todos aquellos que luchan por un mundo diferente. Empresas que contaminan y enferman a través de las aspersiones aéreas a los pobladores de las áreas rurales y que utilizan mecanismos legales fraudulentos para expropiar las tierras ancestrales de aquellos que las han producido por generaciones...
Finalmente, rechazamos la connivencia del poder político, que de manera cómplice pone a disposición de los empresarios el andamiaje legal y represivo del Estado.
Para enviar adhesiones: firmasMNCI@gmail.com
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