DECLARACIÓN
FINAL
Cumbre de los Pueblos en la Río+20 por Justicia social y
ambiental, en defensa de los bienes comunes, contra la
mercantilización de la Vida
Movimientos sociales y populares,
sindicatos, pueblos, organizaciones de la sociedad civil y ambientalistas de
todo el mundo, presentes en la Cumbre de los Pueblos en la Río+20 por Justicia
Social y Ambiental, vivenciaron en los campamentos, en las movilizaciones
masivas, en los debates, la construcción de convergencias y alternativas,
conscientes de que somos sujetos de otra relación entre humanos y humanas y
entre la humanidad y la naturaleza, asumiendo el desafío urgente de frenar la
nueva fase de recomposición del capitalismo y de construir, a través de
nuestras luchas, nuevos paradigmas de sociedad.
La Cumbre
de los Pueblos es el momento simbólico de un nuevo ciclo en la trayectoria de
luchas globales, que produce nuevas convergencias entre movimientos de mujeres,
indígenas, negros, juventudes, agricultores/as familiares y campesinos,
trabajadores/as, pueblos y comunidades tradicionales, quilombolas, luchadores
por el derecho a la ciudad, y religiones de todo el mundo. Las Asambleas,
movilizaciones y la gran Marcha de los Pueblos fueron los momentos de expresión
máxima de estas convergencias.
Las instituciones financieras
multilaterales, las coaliciones al servicio del sistema financiero, como el
G8/G20, la captura corporativa de la ONU y la mayoría de los gobiernos
demostraron irresponsabilidad para con el futuro de la humanidad y del planeta
y promovieron los intereses de las corporaciones en la conferencia oficial. En
contraste con esto, la vitalidad y la fuerza de las movilizaciones y de los
debates en la Cumbre de los Pueblos fortalecieron nuestra convicción de que
sólo el pueblo organizado y movilizado puede liberar al mundo del control de
las corporaciones y del capital financiero.
Hace veinte años el Forum Global,
también realizado en el Aterro do Flamengo, denunció los riesgos que corrían la
humanidad y la naturaleza con la privatización y el neoliberalismo. Hoy
afirmamos que, además de confirmar nuestro análisis, ocurrieron retrocesos
significativos en relación con los derechos humanos ya reconocidos. La Río+20
repite el fallido itinerario de falsas soluciones defendidas por los mismos
actores que provocaron la crisis global. A medida que esa crisis se profundiza,
más avanzan las corporaciones contra los derechos de los pueblos, la democracia
y la naturaleza, secuestrando los bienes comunes de la humanidad para salvar al
sistema económico-financiero.
Las múltiples voces y fuerzas que
convergen en torno de la Cumbre de los Pueblos denuncian la verdadera causa
estructural de la crisis global: el sistema capitalista patriarcal, racista y
homofóbico.
Las corporaciones transnacionales
continúan cometiendo delitos con la sistemática violación de los derechos de
los pueblos y de la naturaleza con total impunidad. De la misma forma, avanzan
sus intereses a través de la militarización, de la criminalización de los modos
de vida de los pueblos y de los movimientos sociales promoviendo la
desterritorialización en el campo y en la ciudad.
De la misma manera, denunciamos la
deuda ambiental histórica que afecta mayormente a los pueblos oprimidos del
mundo, y que debe ser asumida por los países altamente industrializados, los
cuales, al fin y al cabo, fueron los que provocaron las múltiples crisis que
vivimos en la actualidad.
El capitalismo también lleva a la
pérdida del control social, democrático y comunitario sobre los recursos
naturales y servicios estratégicos, que continúan siendo privatizados,
convirtiendo derechos en mercaderías y limitando el acceso de los pueblos a los
bienes y servicios necesarios para la supervivencia.
La llamada "economía verde” es
una de las expresiones de la actual fase financiera del capitalismo que también
utiliza viejos y nuevos mecanismos, tales como la profundización del
endeudamiento público-privado, el estímulo excesivo al consumo, la apropiación
y concentración de las nuevas tecnologías, los mercados de carbono y la
biodiversidad, la apropiación ilegal y la extranjerización de tierras y las
asociaciones público-privadas, entre otros.
Las alternativas están en nuestros
pueblos, nuestra historia, nuestras costumbres, conocimientos, prácticas y
sistemas productivos, que debemos mantener, revalorizar y ganar en escala como
proyecto contrahegemónico y transformador.
La defensa de los espacios públicos
en las ciudades, con gestión democrática y participación popular, la economía
cooperativa y solidaria, la soberanía alimentaria, un nuevo paradigma de
producción, distribución y consumo, el cambio de la matriz energética, son
ejemplos de alternativas reales frente al actual sistema agro-urbano-industrial.
La defensa de los bienes comunes
pasa por la garantía de una serie de derechos humanos y de la naturaleza, por
la solidaridad y respeto a las cosmovisiones y creencias de los diferentes
pueblos, como, por ejemplo, la defensa del "Buen Vivir” como forma de
existir en armonía con la naturaleza, lo que presupone una transición justa, a
ser construida con los/las trabajadores/as y los pueblos.
Exigimos una transición justa que
supone la ampliación del concepto de trabajo, el reconocimiento del trabajo de
las mujeres y un equilibrio entre la producción y reproducción, para que ésta
no sea una atribución exclusiva de las mujeres. Esta transición pasa además por
la libertad de organización y el derecho a la contratación colectiva, así como
por el establecimiento de una amplia red de seguridad y protección social,
entendida como un derecho humano, así como de políticas públicas que garanticen
formas de trabajo decentes.
Afirmamos el feminismo como
instrumento de la construcción de la igualdad, la autonomía de las mujeres
sobre sus cuerpos y sexualidad y el derecho a una vida libre de violencia. De
la misma forma reafirmamos la urgencia de la distribución de la riqueza y del
ingreso, del combate al racismo y al etnocidio, de la garantía del derecho a la
tierra y al territorio, del derecho a la ciudad, al medio ambiente y al agua, a
la educación, la cultura, la libertad de expresión y la democratización de los
medios de comunicación.
El fortalecimiento de diversas
economías locales y de los derechos territoriales garantiza la construcción
comunitaria de economías más vibrantes. Estas economías locales proporcionan
medios de vida sustentables locales, la solidaridad comunitaria, componentes
vitales de la resiliencia de los ecosistemas. La diversidad de la naturaleza y
su diversidad cultural asociada es fundamento para un nuevo paradigma de
sociedad.
Los pueblos quieren determinar para
qué y para quiénes se destinan los bienes comunes y energéticos, además de
asumir el control popular y democrático de su producción. Un nuevo modelo
enérgico que esté basado en energías renovables descentralizadas y que
garantice energía a la población y no para las corporaciones.
La transformación social exige
convergencias de acciones, articulaciones y agendas a partir de las resistencias
y alternativas contra-hegemónicas al sistema capitalista que están en curso en
todos los rincones del planeta. Los procesos sociales acumulados por las
organizaciones y movimientos sociales que convergieron en la Cumbre de los
Pueblos indicaron los siguientes ejes de lucha:
·Contra la militarización de los
Estados y territorios;
·Contra la criminalización de las
organizaciones y movimientos sociales;
·Contra la violencia contra las
mujeres;
·Contra la violencia a lésbicas,
gays, bisexuales, transexuales y transgéneros;
·Contra las grandes corporaciones;
·Contra la imposición del pago de
deudas económicas injustas y por auditorías populares de las mismas;
·Por la garantía del derecho de los
pueblos a la tierra y al territorio urbano y rural;
·Por la consulta y consentimiento
libre, previo e informado, basado en los principios de la buena fe y del efecto
vinculante, según la Convención 169 de la OIT;
·Por la soberanía alimentaria y
alimentos saludables, contra agrotóxicos y transgénicos;
·Por la garantía y conquista de derechos;
·Por la solidaridad con los pueblos
y países, principalmente los amenazados por golpes militares o institucionales,
como está ocurriendo ahora en Paraguay;
·Por la soberanía de los pueblos en
el control de los bienes comunes, contra las tentativas de mercantilización;
·Por el cambio de la matriz y el
modelo energético vigentes;
·Por la democratización de los
medios de comunicación;
·Por el reconocimiento de la deuda
histórica social y ecológica;
·Por la construcción del DÍA MUNDIAL
DE HUELGA GENERAL.
Volvamos a nuestros territorios,
regiones y países estimulados para construir las convergencias necesarias para
seguir en lucha, resistiendo y avanzando contra el sistema capitalista y sus
viejas y renovadas formas de reproducción.
¡De pié, continuamos en lucha!
Río de Janeiro, 15 al 22 de junio de 2012.
Cumbre de los Pueblos por Justicia social y ambiental en defensa de los
bienes comunes, contra la mercantilización de la Vida.
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