lunes, 30 de junio de 2008

Declaración final de la Cumbre de los Pueblos del Sur, Posdas, junio de 2008

Por un Modelo Productivo que garantice la soberanía alimentaria de los Pueblos

DECLARACION DE POSADAS - MISIONES

Desde la Cumbre de los Pueblos del Sur "Por un modelo productivo que garantice la
Soberanía Alimentaria de los Pueblos" reunida en Posadas, Misiones, República
Argentina, los días 27 al 29 de Junio de 2008, ratificamos firmemente nuestra
convicción y apuesta política en la integración de los Pueblos de América, como
medio para profundizar la democracia y cambiar el modelo de desarrollo para hacer
posible la verdadera realización de los derechos humanos en su integralidad.

El modelo de desarrollo que las políticas neoliberales han venido implementando en la
región continua promoviendo la degradación ambiental, la profundización de la
exclusión social, el desalojo de los campesinos y pueblos originarios de sus tierras
con la contrapartida de extranjerización de los territorios y las desigualdades en
nuestros países.

La expansión de los monocultivos (soja, eucaliptus, pinos y caña de azúcar) promueve
la explotación no sustentable que acelera la destrucción masiva de la naturaleza, el
cambio climático y el riesgo de catástrofes naturales. El auge de los
agrocombustibles que ahora se fomenta para sostener el patrón de consumo de los
países industrializados, profundizará estas consecuencias devastadoras para el medio ambiente y para nuestros
pueblos.

En contrapartida, defendemos la soberanía alimentaria, cuyos principios articulan
políticas de autonomía productiva en base a las necesidades de los pueblos, y no
supeditadas a las demandas del mercado mundial. Es urgente implementar reformas
agrarias integrales basadas en los principios de la soberanía alimentaria y
territorial de los pueblos campesinos e indígenas.

Nos oponemos a la construcción de más represas en la región (Corpus, Garabí, Santo
Antônio e Jirau-Rio Madeira, Belo Monte, entre otras) muchas de ellas incluidas en la
Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA)
destinadas fundamentalmente a reforzar el modelo exportador de recursos naturales
generando nueva deuda social y ecológica. Apoyamos la presentación de las Medidas
Cautelares presentadas a la OEA por los afectados por la construcción de las grandes
represas (Yaciretá y Belo Monte) por las violaciones a sus Derechos Humanos. El
proceso de integración energética en curso debe ser desarrollado a partir de la
recuperación de la soberanía sobre los recursos energéticos de la región. Este
proceso debe basarse en el fortalecimiento de las empresas estatales de energía, la
nacionalización de los recursos estratégicos y la utilización de la renta así
conseguida en la construcción de un desarrollo sustentable con políticas de
redistribución del ingreso y la construcción de nuevas matrices a partir de fuentes
renovables de energía, donde la prioridad sea garantizar el acceso digno de todos
los habitantes del continente a los bienes energéticos.

Demandamos la urgente renegociación de los Tratados de Itaipú y Yacyretá con el fin
de establecer un precio justo por la energía pagada al Paraguay. Es necesaria
también una auditoria de la deuda resultante de los injustos términos de los
tratados firmados por los gobiernos dictatoriales del Paraguay, Brasil y Argentina.

Consideramos que el Banco del Sur representa una oportunidad de cambio en la lógica
económica actual. Exigimos que los gobiernos garanticen el acceso público a la
información y la participación social en las decisiones del Banco. En este sentido,
asumimos desde los movimientos y organizaciones sociales el desafío y la tarea de
hacer que esta herramienta esté al servicio de las necesidades de los hombres y
mujeres de nuestros pueblos.

Expresamos nuestro apoyo al proceso de Auditoría Integral del Crédito Público
iniciado en Ecuador y manifestamos nuestra expectativa de que contribuya al logro de
justicia para los pueblos y el fin de la dominación y el saqueo instrumentado a
través de la deuda. Al mismo tiempo que vemos con beneplácito la intención política
de Bolivia y Venezuela de retirarse del CIADI y solicitamos a los países del
MERCOSUR que participan del mismo, a seguir este ejemplo.

La integración de los pueblos implica, para nosotros, considerar las diferencias entre
los mismos como una expresión de la diversidad cultural, a la vez que un desafío
para que a través de la complementariedad y la solidaridad mutua se conquisten
mejores condiciones de vida para todos. El combate a las asimetrías no puede
agotarse en medidas compensatorias y desarticuladas, sino que debe contribuir a
resolver los problemas estructurales que impiden la autonomía y el bienestar de
nuestros pueblos.

Asimismo es urgente implementar políticas de estado que apunten a proteger a las
comunidades y las estructuras políticas locales de la ofensiva de los grandes intereses
económicos nacionales y transnacionales que a través de la corrupción influyen en el
rumbo de los gobiernos y las políticas públicas en favor propio.

Una vez más, rechazamos todas las formas de discriminación, basadas en el género, las
razas y etnias, la orientación sexual, las creencias o religiones, las ideologías, el
origen, o cualquier otra distinción que menoscabe los derechos de las personas y limite
el ejercicio de la ciudadanía.

La integración que queremos requiere la inclusión de la diversidad de los sujetos
sociales y culturales basada en el reconocimiento de los territorios de los pueblos y
naciones indígenas, que inclusive muchas veces sobrepasan las fronteras de los Estados
nacionales.

Las instituciones del MERCOSUR deben garantizar la transparencia y el acceso a las
informaciones substanciales de las negociaciones y deben incluir mecanismos que
viabilicen el diálogo e interacción entre pueblos y gobiernos, estimulando formas de
democracia participativa y control social.

Exigimos que los presidentes del MERCOSUR se expidan urgentemente sobre la
vergonzosa Directiva de Retorno recientemente aprobada por la Unión Europea, que
implica una flagrante violación a los derechos humanos y a todas las normas
internacionales que los protegen pues permite la detención por hasta 18 meses de los
migrantes indocumentados y su expatriación así como la de su familia, incluyendo los
niños menores de edad.

Todas las personas deben tener garantizado el derecho a migrar y gozar de todos sus
derechos en el país de destino (en particular sus derechos sociales y laborales). Pero
defendemos también el derecho que todas las personas tienen a no migrar, a poder elegir
quedarse en su tierra, en su comunidad y no verse empujado a emigrar por motivos
económicos o políticos. La garantía de este derecho a no migrar esta dada por la
transformación del modelo productivo que camine hacia el fin del hambre y la
pobreza y la soberanía alimentaria.

En el marco de la necesaria democratización de la justicia en nuestros países,
defendemos una amplia política de acceso a una justicia independiente de los demás
poderes y de la influencia de los intereses económicos.

Denunciamos el avance de la criminalización de la protesta social en la región,
estimulada por las llamadas Leyes anti-terroristas promovidas por la administración
Bush e implementadas por diversos gobiernos de la región. Pedimos la derogación
urgente de estas leyes y el fin de la criminalización de los líderes sociales del
campo y la ciudad perseguidos y procesados ? en particular en esta región, a muchos
de los que resisten el avance de las represas, como a los pobladores del Barrio El
Brete, aquí en Posadas, Misiones.

Es urgente también el fin del proceso y liberación de los seis ciudadanos paraguayos
detenidos en Argentina por tratarse de una persecución política y una violación de los
derechos humanos fundamentales, solicitando el respeto a los acuerdos referentes al
asilo político. Pedimos justicia y castigo a los responsables de los asesinatos de
Carlos Fuentealba, Maximiliano Kosteski y Darío Santillán. Exigimos la aparición con vida de
también, el fin de los ejercicios militares conjuntos y la presencia de marines
estadounidenses en el Paraguay.

Así mismo, demandamos de los gobiernos de la región el inmediato retiro de las
tropas de Haití y de la MINUSTAH (Misión Militar de ONU) en su conjunto.

Las organizaciones y movimientos sociales de los países del Mercosur reunidos en
Posadas ratificamos nuestra voluntad de seguir impulsando una verdadera integración
que permita construir la soberanía desde y para los pueblos del Sur.

En el marco de la profundización de la democracia en la región, exigimos el rápido
avance del juicio y condena a los genocidas de las dictaduras militares. Y en
particular pedimos justicia en el proceso a los asesinos de Alfredo González, Decano
de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNAM, brutalmente torturado y asesinado por
el régimen militar argentino, y dedicamos esta Cumbre a su memoria.

Posadas, Argentina, 29 de junio de 2006

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