LA DEUDA: QUE DECIDA EL PUEBLO
Declaración de ATTAC ARGENTINA
Desde algunos sectores progresistas ([1]) se afirma que hoy la deuda no es un condicionante central para nuestra economía. Pero los números no mienten. La deuda externa sigue siendo la gran traba al desarrollo nacional. Una lectura del Presupuesto Nacional del año 2010 demuestra el peso que sigue teniendo.
Concretamente, el Presupuesto 2010 prevé pagar $ 26.676 millones en concepto de deuda (9,76% del gasto total), lo cual prácticamente iguala el gasto anual en salud y educación.
La situación se agrava aún más si tenemos en cuenta que en el Presupuesto no se encuentran previstos los pagos que el Gobierno Nacional tiene planeados efectuar al Club de París (u$s 6.706 millones) y el canje a los bonistas que no entraron en el Canje de 2005 (unos u$s 30.000 millones).
Por otra parte, según datos del Ministerio de Economía, a diciembre de 2009 la deuda ascendía u$s 147.119 millones, es decir, unos U$S 20.000 millones más que después del canje de 2005. A dicha suma se le deben adicionar los casi u$s 30 mil millones que se deben a los bonistas no presentados al canje. En tanto el Presupuesto 2010 calcula un PBI de $1.250.000 millones (312.000 millones de dólares), esto significa que la deuda externa equivale a casi un 60% del Producto Bruto.
También podemos sopesar la deuda tomando en cuenta que en 2010 la Argentina afrontará vencimientos de deuda por u$s 13.000 millones (sin contar el inminente pago al Club de París y la reapertura del Canje), cifra que contrasta notablemente con lo destinado por el Gobierno al Plan de Asignación por Hijos, quizás el plan social más ambicioso creado desde 2003 a la fecha por el gobierno de los Kirchner, el cual tiene un costo anual de apenas 2,6 mil millones de dólares.
Estos sectores que ahora nos dicen que el tema de la deuda no es central, son los mismos que alegan que pagar la deuda con reservas del Banco Central es una medida progresista, pues ello permitirá evitar un ajuste en el gasto social.
Dicha afirmación, además de negar que el ajuste del gasto social ya existe, demuestra que el pago de la deuda es prioridad absoluta del Gobierno (y para la oposición por derecha), incluso por sobre la salud, la educación y cualquier otro gasto social y, que como tal condiciona cualquier tipo de medida redistributiva. En sus propios argumentos se encuentra implícito el reconocimiento de la fuerte condicionalidad que implica la deuda externa.
La política de pago llevada a cabo por el Gobierno Nacional apunta a la normalización de las relaciones con el FMI, tal como acordó la Argentina con las potencias capitalistas en el marco del G-20 y, obtener de los mercados financieros internacionales nuevos préstamos a tasas más bajas que las que actualmente paga. O sea, más deuda y más ajustes para pagarla y, el FMI, nuevamente, sobre nosotros con sus auditorias y sus exigencias de mayor liberalización de nuestra economía.
Estos intentos de relativizar el peso de la deuda apuntan a legitimar un nuevo pago de la misma, esta vez con reservas internacionales, pasando por alto que la deuda ya ha sido varias veces pagada y, que además, gran parte de la misma ha sido considerada fraudulenta por la Justicia argentina (causa "Olmos").
Debemos tener siempre presente que la deuda fue contraída fraudulentamente para satisfacer las pretensiones del capital transnacional allá por los años ´70, cuando el exceso de liquidez que amenazaba la estabilidad del sistema financiero tornó imperioso, para la gran banca, la ubicación rentable de esos excedentes en el Tercer Mundo. En nuestro país, este endeudamiento deliberado contó con la complicidad de la Dictadura y de los grupos económicos locales que se beneficiaron con la estatización de sus deudas, entre otras medidas.
Estamos, entonces, frente a lo que la doctrina internacional denomina una “Deuda Odiosa”: se trata de una deuda contraída inicialmente por un régimen dictatorial, impuesta a la Nación, y que no fue utilizada en beneficio del pueblo sino del los propios acreedores externos, los grupos económicos locales y el propio régimen de facto. Sin embargo, mediante el mantenimiento de un sistema impositivo altamente regresivo y el ajuste permanente del gasto social, son los sectores populares quienes sostienen el pago de la misma.
En consecuencia, tratándose de un tema central, de cuya resolución depende la viabilidad de cualquier proyecto popular de desarrollo, nos preguntamos: ¿no debería ser la población la que decida respecto del pago o no pago de la deuda externa?
En 2003 se convocó a una consulta popular sobre tres cuestiones, el ALCA, la militarización y la deuda externa. Los resultados fueron elocuentes para 2.100.000 personas participes de la encuesta. El resultado que ahora nos interesa es el vinculado al tema de la deuda: el 88% (casi 2 millones de personas) manifestaron su adhesión al No Pago de la Deuda. Es tiempo de volver a consultar al Pueblo, el único legitimado para resolver esta cuestión.
Como en Mayo de 1810, el Pueblo debe volver a ser el verdadero protagonista y artífice de su propio destino. No hay argumento válido que se pueda oponer a ello.
ATTAC - ARGENTINA
[1] Ver Alfredo Zaiat, La Deuda - http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-142760-2010-03-27.html y "DEUDA PÚBLICA Y CONFLICTO POLÍTICO; HACIA UNA REFINANCIACIÓN EFICAZ, EN EL MARCO DE UN PROYECTO DE DESARROLLO INCLUSIVO", elaborado por el Proyecto Estratégico Plan Fénix.
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