miércoles, 9 de julio de 2008

Debates - Por una campaña nacional que reinstale el protagonismo popular

Frente Popular Darío Santillán
Publicado en Cambio Social Nº1, junio de 2008

Que este gobierno sea quien señale la responsabilidad de los grandes empresarios agrícolas en la injusta apropiación de la riqueza resulta una paradoja.

Lo mismo sucede con la confrontación con el monopolio Clarín. En los últimos años el kirchnerismo gozó de una coyuntura económica internacional y regional inmejorable para el "crecimiento", y a pesar de eso y de los discursos "redistributivos", no sucedió otra cosa que la consolidación de una estructura económica y social brutalmente injusta y desigual. Tanto con los empresarios del sector sojero como con los grandes multimedios, el kirchnerismo tejió acuerdos y cedió beneficios escandalosos en los últimos años, mientras los campesinos pobres, los trabajadores y las organizaciones populares seguimos padeciendo el despojo y la exclusión.

Aunque esta disputa gobierno-patronales del campo no expresa una pelea de fondo, debemos reconocer como un hecho positivo que se reinstalen análisis y discursos cuestionadores de los sectores económicos privilegiados (los pools sojeros, los grandes grupos económicos de los multimedios) y que se amplíe el espacio político para luchar por una verdadera redistribución de la riqueza. Si no caemos en la trampa de repetir los argumentos de uno y otro "bando", esa politización de la sociedad es favorable para el desarrollo de una política popular, independiente y cuestionadota del sistema vigente. En el mismo sentido, que a los sectores populares les lleguen algunas "migajas" fruto de esa crisis "al interior de los sectores dominantes" (como podría ser, en el futuro, una mayor facilidad para acceder a licencias de radiodifusión o algún espacio institucional para las organizaciones de pequeños productores en la Subsecretaría de Agricultura Familiar), no debe desviar los objetivos de quienes seguimos luchando por una alternativa social y política, combativa e independiente, que desarrolle el poder popular necesario para lograr la transformación radical de esta sociedad capitalista, sin lo cual no habrá verdadera justicia, ni igualdad, ni derecho a la tierra, ni acceso del pueblo a los medios de comunicación.

Desarrollar una política independiente implica, además, pensar desde las organizaciones populares con cabeza propia, y no repetir falsos argumentos elaborados desde el poder: es falsa, en esta coyuntura, la contradicción entre "golpismo y democracia", entre "derecha y gobierno popular". Si bien identificamos claramente como "enemigos estratégicos" a ciertos resabios procesistas y a las entidades empresariales promotoras históricas de los golpes de Estado, estas expresiones no representan hoy una opción política viable, por lo que el discurso kirchnerista sólo busca embaucar al pueblo cuando plantea que lo que está en juego es "la democracia" ante una avanzada "golpista". Las clases dominantes, más allá de las reyertas actuales del gobierno con el sector agroexportador, no tienen motivos para desesperarse y reclamar "más derecha" y "golpismo" para garantizar sus privilegios: este gobierno sigue garantizando el pago de la deuda externa, eterniza la creciente tasa de ganancia empresarial, ampara a los nuevos ricos "K" y los negociados de los "oficialistas" Techint, Repsol, Cristóbal López, Barrick Gold y ahora los grandes grupos económicos europeos que refuerzan la lógica del saqueo de nuestra soberanía con el tren bala, todo un símbolo menemista. Esa opulencia K contrasta con el sueldo del laburante a fin de mes y los precios en el almacén, con los casos de malnutrición y abandono que recrudecen en las barriadas populares. Fuera de los discursos oficiales, entonces, no cuesta demasiado notar que la principal amenaza para el pueblo trabajador en la argentina K es la precarización de la vida, la inflación, el saqueo de los bienes naturales, la represión ahí donde el que protesta es un trabajador despedido y no un chacarero nervioso…

¿Y la redistribución?

Hasta los manipulados índices del INDEC admitían que en primer trimestre de 2007 la diferencia entre el 10% de la población más rico y el 10% más pobre era de 30 veces. Si bien no hay datos oficiales –y los que hay están intervenidos por el índice de inflación trucho–, todos los estudios coinciden en que desde ese momento hasta ahora la situación de inequidad ha empeorado.

En estos últimos cinco años, la producción (el PBI) creció el 53%, pero la redistribución no parece haber llegado a los que más lo necesitan: son pobres 13 millones de personas (32,9 % de la población) de los cuales casi 5 millones son indigentes (el 12,7 %).

Si ese no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?

Pero entonces, en un momento de creciente politización de la sociedad como se dio en los últimos meses, ¿a qué se debe tan abrumadora ausencia de una expresión política que plantee la voz de los excluidos y postergados de manera clara e independiente, sin ir a la cola de proyectos que acumulan en saco ajeno, como el "plan de lucha" agrícola que defiende los privilegios del sector o el "gobierno" que defiende los intereses propios, y no los del pueblo?

Una clara autocrítica debemos hacer las organizaciones populares que deberíamos estar expresando un espacio político y social cuestionador de los grandes grupos económicos y del doble discurso gubernamental. Autocrítica, pero no sólo catarsis. No se trata solamente de analizar: de una reflexión seria sobre nuestras limitaciones deberán surgir los lineamientos concretos para revertir la situación desfavorable en que nos encontramos.

Empezamos por casa: desde el FPDS somos parte de las limitaciones que aún arrastramos distintas organizaciones "jóvenes", surgidas de los movimientos sociales de la última década: venimos volcando un gran caudal de energía militante a sostener y consolidar la organización propia (imprescindible en tiempos de reflujo); seguramente esto, sumado a cierta falta de reflejos suficientes para incidir en escenarios políticos que excedan nuestras realidades inmediatas, son aspectos que debemos revertir.

Así, en esta coyuntura, las movilizaciones locales que venimos desarrollando, las disputas territoriales, laborales o estudiantiles, incluso las pequeñas victorias que obtenemos, son pasos necesarios pero insuficientes.

Hacia un espacio político-social que exprese a movimientos de base, combativos e independientes

Necesitamos revitalizar nuestros intentos por construir un espacio social y político más sólido desde donde tejer, en una segunda instancia, alianzas con otras fuerzas de izquierda, populares o progresistas, para la disputa de espacios de poder real o para incidir políticamente en el destino de nuestro pueblo.

Este panorama actual nos presenta una perspectiva concreta de proyección política de movimientos de base, combativos e independientes: tanto en el ámbito de los trabajadores organizados, como en el de los pequeños productores y campesinos desplazados, en el estudiantil y en los territorios donde se expresa el movimiento barrial y de desocupados. Creemos imprescindible esta apuesta a la articulación política, aunque sabemos que las confianzas y los acuerdos no se deciden en una mesa de unos pocos, ni se resuelven con la escritura de un programa sin más; los acuerdos y las confianzas deberán construirse en la lucha cotidiana, en las actitudes concretas de compañerismo, en el debate fraterno y en la coherencia política.

Interpelar al conjunto del pueblo a través de la movilización

La situación actual, el golpe creciente al bolsillo del pueblo trabajador, requiere que se expresen las voces de los sectores populares organizados y en lucha. No alcanza con declaraciones y posicionamientos, no alcanza con explicar en los discursos o los periódicos que "la oligarquía es enemiga del pueblo" y que el gobierno no es una alternativa real de transformación. Es necesario desarrollar líneas concretas de acción: sólo de esa forma evitaremos quedar encerrados en el microclima de la militancia, y acumular fuerzas en el seno de nuestro pueblo, avanzar en la construcción de poder popular e incidir políticamente para transformar la realidad. Es momento de convertir nuestras certezas en protagonismo popular.

Campaña Nacional

Junto a diversas organizaciones sociales, políticas, culturales y estudiantiles venimos impulsando una campaña nacional contra el hambre y la inflación, por la socialización de la riqueza y la soberanía alimentaria:

En un país que produce alimentos para once veces su población, sólo se explica que haya hambre y exclusión social por el sistema capitalista que explota y destruye al ser humano y a la naturaleza.

Exigimos: eliminación del IVA a los alimentos; aumento progresivo del impuesto a las ganancias, a la riqueza e impuesto a la renta financiera (hoy exenta); aumento general de salarios; cambio en el modelo agropecuario, basta de saqueo de nuestros bienes naturales; retenciones a los grandes terratenientes, pools sojeros y agroindustria pero para destinarlas a salud, educación, vivienda y trabajo para todos; centros de abastecimiento alimentario gestionados por las organizaciones populares.

Articulación y alianzas para esta etapa

Vemos posible la articulación de un espacio político-social que exprese a movimientos de base, combativos e independientes. Un repaso entre nuestras relaciones de afinidad más inmediatas nos arroja:

- Agrupaciones sociales, culturales, de trabajadores, estudiantiles, de asambleas ambientalistas, de fábricas recuperadas. Nos sentimos hermanados en el proyecto de transformación social con la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), Comuneros, Mujeres Públicas, Fogoneros, La Falcone, Pañuelos en Rebeldía y La Mella; Giros y Surastilla en Rosario, y grupos independientes en Córdoba, Mendoza, Tucumán, Cipolletti, La Pampa y Buenos Aires. El desafío en cada caso será debatir proyecciones que excedan la coordinación puntual.

- Agrupaciones y delegados de base referenciados en el Movimiento Intersindical Clasista. A pesar de que el MIC se encuentra prácticamente paralizado, l@s asalariados del FPDS seguimos apostando a un espacio de esas características. También compartimos actividades con la Coordinadora de Trabajadores Precarizados.

- Nuestros aliados estratégicos del Movimiento Nacional Campesino Indígena, expresión genuina de los pobres del campo. Somos respetuosos de sus tiempos internos; aún así reafirmamos nuestra vocación de confluencia en un proyecto que exceda lo corporativo y que sabemos común. Mientras tanto, con los trabajadores rurales de San Vicente, con los pequeños productores de Verónica, seguimos construyendo fuerza y debatiendo una política propia para el sector.

- Debemos caracterizar autocráticamente nuestra apuesta al Encuentro Militante que impulsamos con el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) –con quienes retomamos la coordinación- y otra cantidad de agrupaciones en distintos puntos del país. Quienes dimos forma a tres encuentros nacionales y no pudimos avanzar lo esperado, deberemos ser capaces de superar las desconfianzas que paralizaron el andar del espacio.

- En un hecho concreto de unidad, retomamos el diálogo y la acción conjunta con la Federación de Organizaciones de Base (FOB) y la Verón Nueva Fuerza, "viejos" compañeros de ruta, expresiones de construcción genuina en los territorios.

Un proceso de unidad más amplio deberá abarcar, por ejemplo, a los compañeros del MTR nucleados en el Bloque Piquetero Nacional, las organizaciones de costureros y cartoneros y al Frente Territorial 26 de junio.

Si bien en esta etapa priorizamos la construcción de este espacio, somos conscientes que deberemos re-explorar acuerdos con expresiones de la izquierda partidaria, con quienes a pesar de no coincidir en las lógicas de construcción reconocemos, en algunos casos, horizontes afines y planteos políticos similares en determinadas coyunturas. En diversas iniciativas, además, venimos coincidiendo con compañeros de Proyecto Sur y sectores de la CTA que han mostrado coherencia en la resistencia a un kirchnerismo que cooptó también a importantes expresiones sindicales e institucionales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es simpático cómo los argentinos nos retrotraemos permanentemente con argumentos intelectualizados que handevenido al abandono pr´ctico.
Querer encarar cualquier argumentación de la permanente crisis argentina, en todos los sentidos, desde el ángulo de cualquier dicotomía, es simplificar la cuestión.
Parece ser por los resultados que estan a la vista que no logramos emparentar las buenas intenciones con hechos que favorezcan acabadamente a nuestra sociedad.
La miseria, la pobreza evidente o encubierta, los salarios, los precios, las argumentaciones falaces de uno u otro sector del poder económico, solo podremos enfrentarlas desde la organización inteligente, informada, a nivel del protagonismo que "exige" la realidad.
En síntesis, pienso, por edad quizá. siendo peridodista de los que nos gusta analizar a ultranzas, que la verdadera acción debería residir en explotar con foros populares, a traves de medios de prensa en su diversidad, exponiendo el país que deseamos en virtud de la economía real, de los sucesos inocultables, creo que hay que mostrar y a la vez, incansablemente, proponer, ocupar espacios y generar discusión. Atte. Miguel Requena ( http.://argentinaprioritaria.blogspot.com