miércoles, 5 de agosto de 2009

Debates - Hacia dónde va la OTAN

Hacia dónde va la OTAN

Juan Roque

El presidente Obama ha designado como nuevo embajador ante la OTAN a Ivo Daalder quien se desempeñó como director de asuntos europeos en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Clinton e integró el equipo de campaña de Obama.

Cuando Ivo Daalder era asesor del equipo de transición del nuevo gobierno; argumentó a favor de que Robert Gates fuera el Secretario de Defensa de la flamante administración entrante; “Robert Gates ha sido uno de los mejores secretarios de Defensa que hemos tenido en mucho tiempo y tiene mucho sentido pedirle que continúe el cargo, especialmente, para mantener un ambiente de estabilidad en el seno de unas fuerzas armadas que hoy enfrentan dos guerras al mismo tiempo”. Comienza allí la conjunción de los nuevos halcones de la era Obama.

A principios de abril de 2009, el Secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, recomendó al presidente Barack Obama el nombre del almirante James Stavridis para el puesto de Jefe del Comando Supremo de la OTAN. Stavridis, era entonces el jefe del Comando Sur estadounidense, e impulsor de la IV Flota, “es probablemente uno de los mejores oficiales que tenemos”, dijo Gates en una conferencia de prensa después que Obama apoyara el pedido.

Recientemente, Robert Gates reemplazó al general David McKiernan, comandante estadounidense y jefe de la OTAN en Afganistán. Puso en su lugar al general McChrystal. Robert Gates dijo que en Afganistán no se necesitan “enfoques convencionales” para ganar la guerra, por eso recurrió al general McChrystal, un ex comandante de fuerzas de operaciones especiales familiarizado con el combate de contrainsurgencia, estrategia adoptada por la Administración Obama para combatir la creciente amenaza de los talibanes y otros grupos de militantes en Asia Central. Desde entonces se han incrementado los ataques con aviones no tripulados tanto en Afganistán como en Pakistán matando a civiles y a insurgentes sin distinción.

Cuando Ivo Daalder era analista en los asuntos de seguridad, se enfrentaba a opiniones proveniente de Europa, que consideraban que la Alianza debía ser una organización de defensa, de carácter regional y europeo. “Es, a todas luces, un desafío para Europa,” declaró Daalder el año pasado en una entrevista concedida al diario The Economist. Además, se preguntó si el Viejo Continente era capaz de entender los nuevos desafíos y por ende, la necesidad de colaborar en la construcción de una nueva doctrina, porque de otra forma, la OTAN está condenada al fracaso. Por ello, advierte Daalder: “la amenaza para todos sus integrantes es de índole mundial, no regional, razón por la cual la OTAN debe tener una visión más amplia y global.” Ivo Daalder propone que la organización debe desarrollarse de tal forma que le permita ejercer fuerza militar sobre grandes distancias y operar con rapidez.

Así mismo, Daalder ha propuesto invitar a democracias no europeas, como Japón, Australia y Corea del Sur, entre otros, a incorporarse a la OTAN.

Lo que está proponiendo Estados Unidos es una “alianza de democracias” porque la visión de algunos estrategas de la OTAN y de los EE.UU., prevén una posible confrontación por los recursos que escaseen en el futuro; especialmente petróleo y otras materias primas, con China y Rusia de un lado y “Occidente” del otro. En este escenario, la OTAN y una alianza de democracias deberían imponer la hegemonía mundial de Occidente y el acceso a los recursos, por la fuerza si fuera necesario. La OTAN en el mejor de los casos estaría dedicada a una nueva función; ser el garante básico de la seguridad en el mundo y de la protección de los recursos naturales mundiales.

Esto le otorgaría a la OTAN una serie de poderes por encima de la ONU. Como se sabe, nunca los Estados Unido han tenido tan poca influencia en ese organismo multilateral, por ello es importante la nueva geoestrategia norteamericana para la OTAN. Como se demostró en Irak, si en el Consejo de Seguridad se presentan vetos a futuras acciones armadas, entonces la OTAN actuará sin el consentimiento de la ONU.

La ONU, quedaría relegada a los asuntos civiles, como la lucha contra el SIDA, las pandemias, el hambre, el medio ambiente, el derecho de los niños, etc., pero el uso de la fuerza militar multinacional quedaría reservado para la OTAN y sus aliados.

De esta manera el Preámbulo a la Carta constitucional de las Naciones Unidas que identifica el propósito fundador de la ONU en 1945 (”salvar las generaciones subsiguientes del azote de la guerra que dos veces en nuestra vida ha traído dolor incalculable a la humanidad” y “unir nuestras fuerzas para mantener la paz y seguridad internacional, y asegurar, por la aceptación de principios y la institución de métodos que la fuerza armada no será usada, salvo en el interés común”) queda herido de muerte por mano de la OTAN.

En cuanto a las prioridades para ampliar a la OTAN, hay interés en sumar a Suecia y a Finlandia con el propósito de asegurar el flanco norte de la Alianza. En Suecia, por ahora, el gobierno ha desestimado esa posibilidad; en cambio Finlandia, puede en el futuro emprender el camino hacia la OTAN, ya que hay importantes sectores políticos que abogan en ese sentido.

América Latina no escapa a los planes de los Estados Unidos para sumar aliados a la OTAN. El antecedente de la Argentina, que en 1997 se sumó a los Estados Unidos como aliado extra OTAN, no fue el único intento. Más recientemente, en agosto de 2007, Clifford Sobel, embajador de los Estados Unidos en Brasil, sugirió que Brasil debía convertirse en socio estratégico de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

En 2004 se habló sobre la posibilidad de sumar a Chile y desde entonces hay un intenso debate en ese en ese país al respecto. Más actualmente, en 2008, la invitación fue para que Colombia haga lo suyo, pero se concretó en febrero de 2009 cuando España pidió la especial participación de un destacamento de 150 hombres del ejército colombiano para operar en Afganistán, aunque la policía de Colombia está entrenando desde hace tiempo, en el departamento de Tolima, a policías afganos en la lucha contra el narcotráfico.

Diversos analistas funcionales a la OTAN no descartan que ante el potencial desborde de la situación en Pakistán, debido al avance del Talibán, la OTAN intente sumar a la India como un socio poderoso que ayude a garantizar la estabilidad en la región.

Ante los planes que tiene Estados Unidos para garantizar su hegemonía política y militar a nivel global, ha aparecido un nuevo contendiente con cierta vocación política común, esto es el BRIC. Son cuatro países que, desde una perspectiva cultural, política e ideológica distinta, Brasil, Rusia, India y China, pretenden buscar una forma de materializar su potencial y ver qué posiciones conjuntas pueden alcanzar en la política mundial. En conjunto, los países del BRIC ocupan el 22% de las superficies continentales, amasan el 27% del PBI mundial (según el Banco Mundial) y, en términos de habitantes, reúnen el 41,6% de la población mundial. ¿Hasta qué punto la OTAN no establece una estrategia de captación para algunos de los países del BRIC con el objeto de neutralizar a este grupo y evitar su consolidación? ¿Quedarán las Naciones Unidas como un escenario ajeno a este tipo de disputas? Habrá que ver cómo opera cada país en la ONU y el mundo tendrá una respuesta. Mientras tanto la OTAN avanza sobre el mismo.

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